– No saben lo que yo sé –

No paras de reír y reír. Sigues haciéndolo mientras te hablo con sinceridad de amor y de todas esas cosas que se dicen en los libros que tanto lees. Creí que te gustaría.

Creí que te convencería. Pero sólo te ríes y no paras de hacerlo. Como si de un chiste se tratara, aplaudes acompañando las palmas y las risas. Mueves la cabeza hacia delante sin pudor alguno.

Todos nos miran, pero no dejas de reír. Todos nos miran y parecen envidiarte por tu sentido del humor. Y parecen envidiarme por hacerte tan feliz. Pero no saben lo que yo sé.

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